25 sept 2011

Y vive un día detrás de otro, los terrores del pasado.

   Miró a su alrededor, asustado. Vio que estaba en mitad de las ruinas de una ciudad, demolida completamente a causa de las múltiples explosiones que entre sus calles se habían dado. Entonces lo vio, pilas de cadáveres esparcidos por todo el terreno, hombres heridos mortalmente tirados en el suelo, y gente gritando por todas partes. Había mucho movimiento, no entendía nada. Todo el mundo corría de un lado para otro. Vio que un hombre que gritaba a los demás, dando ordenes, le miraba y le decía que por qué estaba ahí plantado, que se moviese y se metiese en la refriega.

   Entonces se le ocurrió mirarse a sí mismo: iba vestido con una camisa marrón y llevaba una especie de cinturón con brillantes cilindros puestos en fila; tenía un pantalón marrón con muchos bolsillos, metido en los tobillos por dentro de las pesadas botas que le impedían moverse con agilidad. Estaba muy confuso, odiaba aquello, no sabía qué estaba pasando allí. Pensó que estaba todo el mundo loco. Entonces el hombre que daba órdenes le volvió a gritar, diciéndole que se moviese de ahí a no ser que quisiera morir.

   Él hizo lo que le decían, corrió a duras penas por culpa del peso de las botas hacia una casa derruida a medias, donde creía que estaría a salvo. Allí se encontró con otros dos hombres, uno estaba con un pesado instrumento apoyado en el alféizar de la ventana, y el otro estaba ayudandole, metiendo los mismos cilindros que él llevaba colgados del dorso. Se puso en cuclillas en una esquina, intentando protegerse de sus miedos, de la sensación de vacío que le producía aquello, preguntándose qué haría allí otra vez. Pensó que él se había ido de allí ya, no quería volver jamás. ¿Por qué estaba allí de nuevo, entonces? Quería salir de allí con todas sus fuerzas. No quería vivir aquello de nuevo.

   Entonces todo pasó muy rápido. Vio un montón de escombros precipitándose hacia el suelo. De repente dejó de oír. No podía oír nada, solo veía hombres corriendo de un lado a otro, más alterados todavía que antes. Miró hacia abajo, y vio mucha sangre; cada vez más. Una repentina y horrible sensación de dolor empezó a recorrerle; no podía soportarlo. Era lo peor que había sentido nunca. Entonces vio todo blanco, todo se desvaneció.

   Un fuerte estruendo le despertó de nuevo, estaba en el mismo sitio de antes, pero era diferente. Había muchas piedras encima suyo, piedras muy grandes. Y lo comprendió todo: la casa se había venido abajo. Los otros dos hombres que había habido con él estaban tendidos en el suelo, sin vida. Volvió a sentir ese dolor, esa terrible sensación que le recorría toda la pierna derecha. Pero no la pudo ver, no estaba ahí. Donde debería estar su pierna solo había un enorme charco de sangre y un montón de escombros. "No puedo más, necesito salir de aquí", pensó, "Quiero salir de aquí, quiero salir de aquí, quiero salir de aquí..."

   Entonces todo se puso blanco de nuevo, volvió a no ver nada. Se despertó sobresaltado, con el torso desnudo y las sábanas de su cama cubiertos de sudor. Entonces vio su pierna mutilada y se dio cuenta, solo había sido un sueño. Odiaba tener que vivir eso todas y cada una de las noches, odiaba aquellos malditos fantasmas que le acosaban, que no le dejaban vivir.

   Abrió el cajón de la mesita de noche, sacó la pistola que guardaba dentro y la cargó. Se quedó mirándola, maldiciendo la maldita guerra que tuvo que vivir y que le había hecho perder todo lo que tenía en el mundo. Volvió a mirar la pistola una vez más, como hacía cada día, y la dejó en el cajón de nuevo. Se irguió en la cama y se sentó como pudo en la silla de ruedas. "Sólo un día más", se dijo a sí mismo.


   "La guerra es la solución cobarde que busca la gente a los problemas de la paz."

21 sept 2011

Esperaremos.

   Sí, no. Puede. Siempre las mismas respuestas, pero nunca hay argumentos. ¿Existe Dios? Quien dice que sí, ¿por qué lo dice? Y exactamente lo mismo al revés. No sabemos dar argumentos, somos así. Nos creemos todo lo que nos dicen simplemente porque "nos lo han contado".

   Dios existe, dicen algunos, porque creó el hombre de la nada, y le dotó de inteligencia. ¿Para qué? ¿Para alzar el Reino de la Tierra al punto más alto y luego tirarlo hacia el abismo en el que está el suelo, con todas sus fuerzas? ¿O quizá para aprender a esclavizar todas las demás especies para su propio interés? Éso, amigos, nadie lo sabe.

   Pero de lo que no se da cuenta la gente, es que a demás de crear al hombre, creó con él la desigualdad. Creó a los hombres con un caprichoso instinto de sentirse superiores a las mujeres desde sus orígenes. Un hombre que cree que es superior que otro por tener la piel ligeramente más clara, los ojos menos rasgados. Un hombre que se burla de sus iguales por no ser delgados, por tener la nariz muy grande, o por tener los ojos muy pequeños.

   Toda la gente que defiende esto, tiene unas ideas establecidas, de generación en generación, que marcan la pauta de su comportamiento y les dice cómo tienen que actuar. Unas pautas que le dicen que no tiene que cometer pecados, que tiene que obrar bien con el prójimo; todo ésto porque después de esta vida le espera otra mucho mejor -el paraíso, lo llaman-, en la que todo es de colores, y el mundo es puro. Les aconsejan que se porten bien, porque si no un señor rojo, con cuernos, pezuñas y tridente les pinchará en el culo; pero no les aconsejan porque sea lo que está mejor para los demás, porque es una forma generosa de actuar. Todo eso les da igual, lo único que les importan son ellos. Al fin y al cabo, si le dijeras a un niño que no tiene que pegar a su amigo porque está mal, lo haría igualmente; tendrías que ofrecerle un caramelo a cambio de que te haga caso. La gente "adulta" son niños encerrados en un cuerpo de mayor; nunca madurarán.

  A pesar de todo, todos somos iguales, católicos, judíos, musulmanes o ateos. Todos nos guiamos por nuestros propios intereses egoístas. Y en lo único que coincidimos  es que necesitamos a alguien capaz de guiarnos hacia la lejana luz. Alguien que consiga sacarnos de este agujero en el que hemos caído y no sabemos salir. Necesitamos ayuda.


   "Por eso escribo esta carta, para que alguien la encuentre, y venga a sacarnos de aquí, venga a conseguir implantar la buena intención en una sociedad egoísta, que nos diga lo que está bien y lo que no. Por eso escribo ésto, para que nos ayudes; para que me ayudes. Te espero"

18 sept 2011

Hagámoslo, por favor.

   Violencia, sexismo, prejuicios, racismo, violaciones, guerras, matanzas, avaricia, egoísmo... Si te pararas a pensar un momento la sociedad que hemos creado, ¿te gustaría? Claro que no, por eso no lo haces. Al fin y al cabo, lo mejor es la ignorancia: no te preocupas por los problemas -ya que ni siquiera los conoces-, vives en un mundo feliz y sin preocupaciones, y en resumen, todo te da igual. Porque siempre vamos a preferir estar contentos, con una jarra de vino en la mano, tumbados en una hamaca, con alguien que nos abanique, y sin hacer absolutamente nada en la vida. Éso es lo que queremos en la vida, tenerlo todo sin hacer nada por tenerlo, ¡bendita pereza!

   Pero si te parases a pensarlo, una sola vez, un segundo; te darías cuenta de que lo que estamos haciendo no está bien. Vemos una noticia, en nuestra televisión de plasma de 54", sobre un atentado terrorista en cualquier lugar del mundo, en el que han muerto cientos de personas, y nos da igual. ¿Dónde ha quedado el simple pero perfecto canon de "paz y amor"? Ya no nos conformamos solo con eso, necesitamos más. Necesitamos dinero, necesitamos una casa grande, un coche bueno, necesitamos putas. Y si eso nos quita la paz y el amor, ¡a la mierda! Tenemos el dinero, tenemos el coche, tenemos las putas, ¿qué más dará el resto?

   Y si tienes todo ésto, ¿por qué vas a tratar con personas que son mejores que tú, que no llegan hasta tu nivel? Pero tú no eres mejor que nadie, como crees. Porque nadie es mejor que nadie, ya tenga más o menos dinero, un coche mejor o peor, una casa más grande, o más putas a la semana. Todo eso da igual. ¿Es que tienes derecho de ser mejor que alguien simplemente porque sea negro, chino, hindú, alemán o de Marte? No, no tienes el derecho.

   Pero aún así, sigo teniendo esperanza. Sigo teniendo la esperanza de que alguien se dé cuenta alguna vez de que ésto no está bien. Que se pare a pensarlo, aunque sea una persona. Porque quizá, si una persona lo hace,      el resto también empiece a darse cuenta de todo. Puede que empiecen a trazar esquemas de su mundo, un mundo feliz. Puede que empiecen a nadar a contracorriente, como nadie nunca antes ha hecho, hasta conseguir sus propósitos en la vida, hasta conseguir ayudar a los demás. Ésa es mi esperanza, y nadie me la quitará jamás.


"Cojámonos de las manos, y corramos en dirección contraria sin que nadie pueda separarnos, en un intento suicida pero perfecto de inmolarnos en una sociedad mejor."

4 sept 2011

¿Para qué preocuparse?

   Observemos la situación, nuestro mundo se pudre, nuestra raza avanza hacia su autodestrucción en un desesperado intento de ser dios, las calles de nuestras ciudades están infestadas de ratas dedicadas a destruir su entorno. Hablemos claro, estamos perdidos. Somos una especie dotada de inteligencia, con la posibilidad de ascender hasta lo más alto, de ayudar a todas las demás, de llegar a un mundo mejor. Y, sin embargo, ¿cómo la utilizamos? Destruyendo, machacando, aplastando, asesinando, masacrando. Y si alguna vez utilizamos esta bendita dote, ¿para qué es? Para descubrir algo que nos permita destruir más fácilmente.

   Pero, ¿qué más nos da eso a nosotros? Si total, vivimos perfectamente, con nuestra casa con calefacción, comida caliente y una cama cómoda en la que dormir. Si total, tenemos un montón de dinero para gastar en cosas que nunca necesitaremos, que nos absorban el cerebro completamente hasta que no seamos capaces de pensar por nosotros mismos.  Al fin y al cabo, somos un ser egoísta que no se preocupa nada más que por sí mismo.  ¿Qué más nos dará a nosotros que a treinta míseros metros de la puerta de nuestra casa haya un pobre hombre, sin un techo bajo el que dormir, sin dinero para poder alimentarse?

   Nuestra sociedad esta podrida, vive engañada, creyendo que es feliz bajo una máscara de bajos índices de muerte. Pero no se da cuenta, que detrás de esa máscara lo que hay es sufrimiento, pánico, caos. No se da cuenta de que no puede seguir así, que si no colaboran todos sus miembros no conseguirán la felicidad jamás. Pero aun así la gente sigue peleando por sinrazones, por la simple desigualdad en el color de piel, por ser de un país o de otro, por llevar un trapo rojo o llevarlo azul.

   Sinceramente, no creo que haya ningún dios. No creo que haya algún ser tan sumamente cruel como para crear una raza que sea capaz de destruir el mundo que le rodea para su propio beneficio sin ni siquiera esforzarse en arreglar el estropicio. No, dudo que haya alguien así, que permita que los pequeños juguetes de su mundo se peleen en innumerables e inacabables guerras, matándose entre ellos mismos. No puede haber  alguien que permita sembrar un apocalíptico caos como este en un mundo que antes parecía incorrumpible. Es imposible que exista alguien con esa mentalidad.


"Definitivamente, si hubiera alguien que controlase nuestros actos, ya habría acabado con nosotros... o con su propia vida, al ver las barbaridades que desarrollan sus creaciones."