20 ene 2012

Aún así, no hacemos nada

   Últimamente nos estamos acostumbrando a quejarnos por todo. Nos quejamos por el hambre, nos quejamos porque no hay dinero, porque hay crisis, porque el cielo es azul... Pero no hacemos nada por solucionarlo. Nos quejamos, sí, éso es lo que nos gusta. Nos sentimos mejor si criticamos errores ajenos, ya que así los nuestros parecen menos importantes. Necesitamos poner en evidencia las cualidades de los demás para olvidarnos de los mayores errores de nuestra vida, en un intento por liberarnos de la carga de la vida, aunque sea por unos instantes.
 
   Últimamente nos gusta quejarnos sobre que no hay acceso al agua potable para toda la población del mundo... De lo que no nos damos cuenta es de que la culpa es nuestra. Utilizamos nuestros enormes ejércitos de gases contaminantes, creados en las fábricas más diabólicas del universo, para destruir un paraíso que nos fue regalado sin obtener nada a cambio. Somos egoístas por naturaleza, tendemos a destruir; pero ese no es el tema. El tema es que este bien escasea a causa nuestra. No nos damos cuenta de que intentando lo imposible, habitando zonas extremas, para las que no estamos adaptados, no podemos pretender tener todos los recursos que en una zona apta para nosotros -si es que hay alguna.

   Nos extendemos con una plaga, aumentamos en número y en devastación. Quemamos la tierra a nuestro paso, dejando unicamente un rastro de muerte, de cenizas y de huesos a medio quemar. Pero no vamos a intentar cambiarlo, si los demás no hacen nada para evitarlo. Esa es la posición de todos y cada uno de nosotros. No camos a hacer nada por evitar nuestra autodestrucción, si los demás están andando hacia ella irremediablemente. De lo que no nos damos cuenta, es que al pensar esto, nadie empieza a cambiarlo, y así, nadie lo cambia.

   A lo que quiero llegar con todo esto, es a que somos completamente inconscientes de que con nuestro supuesto progreso, con nuestro avance tecnológico, con nuestro crecimiento, lo único que hacemos es dar un paso más hacia nuestro final. La avaricia nos ciega, y nos obliga a seguir adelante, por orgullo, por miedo, por egoísmo, quién sabe...






   "El día en que consigamos ver a los demás, entenderlos, y contar con su existencia, llegará. Ése día, volveremos a ser humanos."