29 ene 2013

Rechinan los dientes del pueblo

   La oscuridad se tiende ante ti, a sus anchas, extendiéndose allá donde quiere y llegando hasta donde se le antoja. No eres capaz de vislumbrar el fin del abismo, y eso te hace pensar que no lo hay.  Te quieren hacer pensar que no tienes solución, que tus problemas son irreparables, que eres escoria sin valor alguno. Sois una pequeña parte de un enorme complejo, estáis en la parte más ínfima de la sociedad. Andas por la calle y vas pensando en problemas que, supuestamente, no te incumben. Tropiezas con el resto de hormigas, recorres el hormiguero sin plantearte si esto debería funcionar así. Esto es lo que te han impuesto, y tienes que acatarlo. Sobrevives gracias a duras horas de trabajo y consigues una miseria por ello. Y que no se te olvide, claro, agradar a todo el mundo.

   ¿De veras quieres aceptar esto? ¿De verdad piensas quedarte en tu sofá, sentado, observando cómo te absorben el cerebro y controlan tus actos los medios de comunicación? Te manejan desde arriba, como quieren, te llevan de un lado a otro y hacen llevan tu atención donde les interesa, desviándola de lo que de verdad importa. No les interesa que tú no tengas para comer mientras ellos tengan su ración de ternera guisada con confitura de cebolla y vinagre balsámico. Y claro que les importas, pero no les conviene que tú lo sepas. Quieren que pienses que no tienes nada que hacer, que el pueblo no tiene poder. Pero no se dan cuenta de que el pueblo es la masa, y la masa tiene la fuerza.

   Llegará el día en que las mentes social-adormecidas se alcen ante el poder opresor. Llegará el día en que el pueblo levante su puño para descargarlo con rabia sobre las cabezas de los de arriba. No nos hacen caso si rugen de hambre nuestros estómagos, pero nos temerán el día en que seamos nosotros quien rujamos. Arderán montañas de dinero en las plazas de los pueblos, se levantarán barricadas donde se alzarán los ciudadanos y lucharán lo que haga falta por lo que merecen. Te tienen miedo, no lo olvides. Tú eres el ploretario, y el ploretario tiene la fuerza. Hazles sufrir, hazles pagar lo que te han hecho vivir. Es tu decisión cambiar esto. Es tu responsabilidad.



«Y es que no quedan más cojones que luchar cuando ves que tu familia grita "sólo un trocito de pan".»