Observemos la situación, nuestro mundo se pudre, nuestra raza avanza hacia su autodestrucción en un desesperado intento de ser dios, las calles de nuestras ciudades están infestadas de ratas dedicadas a destruir su entorno. Hablemos claro, estamos perdidos. Somos una especie dotada de inteligencia, con la posibilidad de ascender hasta lo más alto, de ayudar a todas las demás, de llegar a un mundo mejor. Y, sin embargo, ¿cómo la utilizamos? Destruyendo, machacando, aplastando, asesinando, masacrando. Y si alguna vez utilizamos esta bendita dote, ¿para qué es? Para descubrir algo que nos permita destruir más fácilmente.
Pero, ¿qué más nos da eso a nosotros? Si total, vivimos perfectamente, con nuestra casa con calefacción, comida caliente y una cama cómoda en la que dormir. Si total, tenemos un montón de dinero para gastar en cosas que nunca necesitaremos, que nos absorban el cerebro completamente hasta que no seamos capaces de pensar por nosotros mismos. Al fin y al cabo, somos un ser egoísta que no se preocupa nada más que por sí mismo. ¿Qué más nos dará a nosotros que a treinta míseros metros de la puerta de nuestra casa haya un pobre hombre, sin un techo bajo el que dormir, sin dinero para poder alimentarse?
Nuestra sociedad esta podrida, vive engañada, creyendo que es feliz bajo una máscara de bajos índices de muerte. Pero no se da cuenta, que detrás de esa máscara lo que hay es sufrimiento, pánico, caos. No se da cuenta de que no puede seguir así, que si no colaboran todos sus miembros no conseguirán la felicidad jamás. Pero aun así la gente sigue peleando por sinrazones, por la simple desigualdad en el color de piel, por ser de un país o de otro, por llevar un trapo rojo o llevarlo azul.
Sinceramente, no creo que haya ningún dios. No creo que haya algún ser tan sumamente cruel como para crear una raza que sea capaz de destruir el mundo que le rodea para su propio beneficio sin ni siquiera esforzarse en arreglar el estropicio. No, dudo que haya alguien así, que permita que los pequeños juguetes de su mundo se peleen en innumerables e inacabables guerras, matándose entre ellos mismos. No puede haber alguien que permita sembrar un apocalíptico caos como este en un mundo que antes parecía incorrumpible. Es imposible que exista alguien con esa mentalidad.
"Definitivamente, si hubiera alguien que controlase nuestros actos, ya habría acabado con nosotros... o con su propia vida, al ver las barbaridades que desarrollan sus creaciones."
No hay comentarios:
Publicar un comentario