17 oct 2011

La idea de la creación, la concepción de la aberración.

   Imagínate un mundo perfecto, un mundo bonito, un mundo maravilloso en el que no hubiera corrupción. Imagina un mundo en el que hubiera bosques, enormes y frondosos bosques de altas hayas, pinos, robles y encinas. Un mundo en el que todas las especies conviviesen en armonía entre ellas, viviendo y dejando vivir. Un lugar en el que no hubiera nada ni nadie que se alzara por encima de todo lo demás y quebrantase todo lo conocido de manera vil y cruel. Imagina la perfección pura, lo que para ti es más representa la belleza personificada, y plásmalo en tu imaginación. Imagina largos caminos a través de un hayedo, un camino que llega a un gran lago cristalino. Si quieres, podría haber unas cuantas nutrias correteando en la orilla, jugando con cuatro o cinco ratoncillos de campo. Al fin y al cabo, un mundo perfecto, una utopía maravillosa.

   Pero ambos sabemos que eso nunca ocurrirá. La cruda realidad es ésta: grandes ciudades que se divisan a kilómetros de distancia, enormes torres en contraste con los maravillosos bosques, fábricas despreciables que defecan sobre el firmamento virgen. Y, sobre todo, nosotros, los humanos, unos hombrecillos que desean el poder, y lo consiguen a través de la violencia, de la purga de especies, de la incineración de ecosistemas, y de la masacre de paisajes. Porque todo esto es culpa nuestra: nacemos, crecemos, contaminamos, consumimos, arrollamos, nos multiplicamos y perecemos. Pero todo esto ya no podemos arreglarlo.

   Dicen que sí, que toda la contaminación podría ser reducida, que podríamos dejar de contaminar tanto. Pero lo hecho, hecho está. No hay vuelta atrás, nuestro mundo agoniza, delira por la fiebre que nosotros le causamos, y, más tarde que temprano, acabará por morir. Esto es inevitable, pero no lo fue hace un tiempo. Nosotros lo hemos creado, y nosotros acarrearemos las consecuencias, al igual que todos. Cualquier animal sabe que no tiene que cagar donde come, pero, como dicen, el hombre es el único que tropieza dos veces con la misma piedra.

   Definitivamente, si nuestros antecesores vieran lo que hemos hecho, se hubieran suicidado en masa sin dudarlo un momento. ¿Quién querría ésto? Si alguien nos creó, si alguien está ahí arriba, por favor, que aparte densa nube de contaminación y eche un vistazo al panorama. Que observe lo que ha pasado, lo que ha hecho con nosotros, y tome medidas. Éso es lo que necesitamos, una solución divina, porque parece que nunca conseguiremos un bien humano por nuestra propia mano. Éso es lo que necesitamos: ayuda.


   "Dios creó el mundo en seis días; al séptimo descansó. Y al octavo se arrepintió."

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